martes, 7 de septiembre de 2010

Hasta el punto más crucial

    Éramos dos personas sentadas en un autobús, solo él y solo ella... había mucha más gente, pero él solo existía para ella, porque hoy hablaban con la mayor sinceridad de todas, él hablaba más contundentemente y ella callaba y esuchaba con las lágrimas a flor de piel y la emoción embotando su cabeza.
     Parecían dos amantes de novela... buscándo el tema más crucial que nadie se atrevía a tocar, era un baile, y él era el que llevaba la máscara, una máscara a medias y ella se ponia su antifaz de vez en cuando para pasar de mujer amante y desenfrenada en cuatro paredes a la más dulce y cándida al aire libre... La coreografía de palabras parecía no llevar a ningún lado, hasta que él empezó a abrirse para ella, de una manera que jamás habia tenido lugar y ella atenta dejó el antifaz sobre su regazo, expectante... la conversación se torna de banal e insignificante al punto más crucial de todo para ellos dos... él la mira, se acerca y se confiesan todo y la hace sentir algo que jamás había sentido... con dos palabras hace que su mundo se coloque armoniosamente en sí mismo... dos palabras abren la fuente de su mirada y deja que sus lágrimas riegen su cara para darse cuenta... de que... al mirarse de nuevo ella le había quitado la mácara a él para descubrir quien es verdaderamente y que forma tiene la pieza del puzzle que la completa totalmente... temerosa de entoncontrar algo descabellado y mundano... vió que debajo de la máscara no habia nada distinto, puesto que su máscara... la máscara del fantasma al que le había entregado la vida... era solo una excusa para que ella se fijase en él y ahora que todo estaba dicho y que no podría haber duda de él, ni de ella, ni de su mundo.. ambos pasan el punto más crucial, ya no hay retorno... tomados de la mano y sin máscaras, dejando su propio carnaval detrás sabiendo qué hay debajo de la máscara de al lado.

   Esta entrada está inspirada por mis recientes experiencias cinemtográficas y personales, trenzadas e interconectadas de manera imposiblemente casual. Mis últimos días de verano se esfuman grano a grano en el reloj de arena de mi playa; pero dentro de dos semanas lo llenaré de nieve y le daré la vuelta para que el invierno caiga con cuenta gotas y me haga disfrutar más de todas mi posesiones más preciada: mis amigos, mi familia, mi devenir personal.. y tú... mi desenmascarado amigo y desenfrenado amor.


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