martes, 14 de septiembre de 2010

Tired

    Estoy pasando por la etapa más dulce y a la vez más amarga de toda la existencia... me pasan cosas muy buenas, pero también cosas tremendamente malas, hay cosas tan personales que no las puedo puedo publicar aqui, pero que del mismo modo me destrozan por dentro. Mi pregunta clave y vital es... ¿qué merece la pena?, ¿mereces tú la pena, hombre al que le he dado muchas cosas sin recibir a cambio nada, de forma desinteresada? Te he contado muchisimas cosas, te he contado mi vida, ni si quiera se si eres real o no... aunque ya... nunca lo sabré por lo que parece... au revoir mon ami. ¿Y tú, mereces tú la pena? Aquel al que he dedicado años de amistad, me he acercado tanto y que por motivos de la vida nos separamos y ahora por buscar mi felicidad, mi autentico equilibrio me pegas una bofetada y te mofas de mi mientras te vas... ¿mereces la pena?...
    ¿Y yo?, ¿merezco yo la pena? Soy muy cria, lo reconozco, me gustaría tener los pies en el suelo pero me cuesta ttrabajo; puedo ser cargante, pesada, frívola, hipócrita, arrogante... pero dime, ¿quién no lo ha sido?, ¿somos todos seres misericordiosos, angelicales, pulcros e inocentes?, ¿hay alguien de comportamiento perfecto e intachable en esta vida? Ni nuestros propios padre ni abuelos lo son, entonces dime.. ¿hay algo que merezca la pena?...
    Pues, a pesar del tono que puede tener esta entrada, lo hay. Se que no hay nadie perfecto, que todos somos especiales en cierto tipo de aspectos, que la ironía ha terminado por corromper aun mas esta sociedad a la que llamamos casa y hogar; pero te diré una cosa, hay veces que la gente sí merece la pena... tú merecias la pena en aquellas conversaicones sobre cine, teatro y juegos... y tú merecias la pena cuando te abría mi corazón y nos reiamos juntos a pesar de todo...
    Yo no se si merezco la pena, eso lo decide la gente que quiere rodearse de mi, pero dejo escrita una última cosa, conozco a muchas personas, creo conocer a otras cuantas y me encantaria ser participe de la vida de algunas más... y a pesar de todo ello sé que al menos 10 son insalbables. Gracias a todos aquellos que estais de mi lado y realmente pensais que merezco la pena, lo siento por aquellos que habeis decidido responder de forma negativa a mi pregunta del segundo párrafo y que os jodan a aquellos que ni os aveis atrevido a conocerme para contestar dicha pregunta.
    Como última cosa decir a aquello que aun no saben que conestar... que bienvenidos seais; prueben, juzguen por ustedes mismo y si no queda satisfecho, vaya a la linea número 27.

viernes, 10 de septiembre de 2010

A trozos

    El final de los exámenes ha llegado, y lo he celebrado pasenado por la ciudad que más enamorada me tiene y la que más cosas buenas me ha dado... Granada... pero no he ido a un sitio concreto, no señor, hoy me he hecho un recorrido completo.
    
    Mi periplo comienza al salir de mi facultad en pleno Albahicín, allí me he asomado al mirador de San Nicolás mientras saboreaba las vistas de la Alhambra, sentada, escribiendo en mi cuaderno impresiones y sentimientos imposibles e incomprensibles. Sentir cómo la luz me brilla en la piel en una hora perfecta en la que el sol no quema, sino que alumbra y la suave brisa noctura que aun se guarda en las calles te acaricia la piel llevándose cualquier resquicio de estrés y preocupación consigo, es lo que hace que cada poro de mi se sienta vivo. Después de terminar mi escrito, me echo la mochila al hombro y dirijo mis pasos carretera de Murcia abajo, hasta llegar a la Avenida de la Constitución, donde el devenir de la gente y la fluidez de sus pasos me llevan hasta Gran Vía de Colón. Adoro esa calle sólo por las farolas de forma cuadrada en vez de circular y por lo animado siempre de la zona (y más ahora que han echado a las mujeres libertinas que te leían la mano "con tu beneplácito"). Camino esa calle abajo y me dejo deslumbrar por los escaparates que me acompañan por la calle Reyes Católicos hasta empalmar con Recogidas. Me paro frente al edificio que inicia esta última calle y rememoro la Gran Vía de Madrid y las veces que he paseado por allí con esta misma sensación de tranquilidad, anestesiamiento e indiferencia de a dónde me llevará la corriente. Bajo por Recogidas haciendo una parada en el Corte Inglés, vuelvo a bajar la calle y derepente me veo en una plaza que... dios..., hacía tantos años que no iba alli... mi mano se posa sobre mi cara y dejo escapar una sonrisa boba y un sollozo ahogado; es la misma plaza en la que 4 o 5 años atrás hablaba del primero de mis amores y paseaba por ella pensando en cuándo vendría conmigo a Granada... "no seas boba, camina" me dijo mi mente y inesperadamente no le hice caso, es un aspecto mío regodearme en el pasado para entender el presente. Me siento en el mismo banco que en la anécdota anterior y saco un cigarrilo, lo enciendo y Edith Piaf en mis oidos hace el resto...

    Hora de levantarse, cojo el camino y le digo a mis pies.. "¿a donde ahora?", automáticamente comienzo a andar hacia otro lugar emblemático de la ciudad, la plaza de la catedral donde adquiero té pakistaní (a precio de oro :S) y me siento en los escalones de la parte posterior de la catedral y simplemente dejo de pensar. Lo que me pasó anoche llevaba todaa la madrugada atormentándome, pero de tanto dolor mi cuerpo se negó a sentir más y lo almacenó en una cajita muy pequeña, y lo perdió en todos los archivos de mi cerebro. Cojo el teléfono y llamo a una de las mejores cosas que me han podido pasar ahí, mi amiga Lorena y quedamos para comer... la echaba tanto de menos... echo un último vistazo a ese remanso de paz al que juro volver en breves con.. con quien va a ser?...

    Vuelvo a Gran Vía, y de ahi a Avenida de la Constitución, el calor aprieta bastante a esa hora y, no se si será por el sueño, por el cansancio o por la emoción, la brisa se lo lleva todo; camino desnuda por esas calles a las que tanto les debo (metafóricamente hablando, claro está :P). Antes me dejo caer por la calle de las teterias, nueva para mi y desubro un mundo nuevo... son tantas las cosas que he sentido ahí que le dedicaré una entrada pronto, lo prometo, solo diré que es óptimo y cósmico. Y al finalizar la calle... ahí están.. ellos 3, sin los cuales mi vida sería demasiado gris... Rafael, mi nigromántico amigo de gafas polarizadas y sonrisa perfecta, Lorena la cosa más peque y adorable a la par que sabia y fiel e Iñaki, mi Tinajeño más divertido y que siempre da un punto de vista que me ayuda a ver las cosas en panorámica visión. 

    Comida genial los cuatro, adoro el grupo que formamos, son mi familia allí y hacen que salga mi verdadero yo espontáneo y extrovertido, sin tapujos ni complejos, somos nosotros y eso me hace feliz. Habeis coloreado un día jodido y os compensaré por ello. Ha sido el paseo mas absurdo y divertido en mucho tiempo, y a pesar de mi cansancio ha merecido la penas bordear la Chana para ir al Alcampo jajajaja. 

     Vuelta al hogar temprana, cansada y con los trocitos de mi alma pegados con el pegamentos que me han dejado vuestras risas y contemplando, mientras me duermo en mi asiento que toda puerta que se cierra, abre otra.

    Espero que dejes la llave debajo del felpudo para que algún día podamos volver a vernos y hablar... hasta entonces te digo gracias y buen viaje.

    Granada, te echo de menos más de lo que mi corazón puede entender... volveré en dos semanas para llorar de inspiración y reir para ahuyentar los malos espñiritus de mi camino, de la mano de mis amigos (todos todos) y de la otra mano de él, el pilar de mi estabilidad.

PD: Karma, eres un cabrón adorable.

martes, 7 de septiembre de 2010

Hasta el punto más crucial

    Éramos dos personas sentadas en un autobús, solo él y solo ella... había mucha más gente, pero él solo existía para ella, porque hoy hablaban con la mayor sinceridad de todas, él hablaba más contundentemente y ella callaba y esuchaba con las lágrimas a flor de piel y la emoción embotando su cabeza.
     Parecían dos amantes de novela... buscándo el tema más crucial que nadie se atrevía a tocar, era un baile, y él era el que llevaba la máscara, una máscara a medias y ella se ponia su antifaz de vez en cuando para pasar de mujer amante y desenfrenada en cuatro paredes a la más dulce y cándida al aire libre... La coreografía de palabras parecía no llevar a ningún lado, hasta que él empezó a abrirse para ella, de una manera que jamás habia tenido lugar y ella atenta dejó el antifaz sobre su regazo, expectante... la conversación se torna de banal e insignificante al punto más crucial de todo para ellos dos... él la mira, se acerca y se confiesan todo y la hace sentir algo que jamás había sentido... con dos palabras hace que su mundo se coloque armoniosamente en sí mismo... dos palabras abren la fuente de su mirada y deja que sus lágrimas riegen su cara para darse cuenta... de que... al mirarse de nuevo ella le había quitado la mácara a él para descubrir quien es verdaderamente y que forma tiene la pieza del puzzle que la completa totalmente... temerosa de entoncontrar algo descabellado y mundano... vió que debajo de la máscara no habia nada distinto, puesto que su máscara... la máscara del fantasma al que le había entregado la vida... era solo una excusa para que ella se fijase en él y ahora que todo estaba dicho y que no podría haber duda de él, ni de ella, ni de su mundo.. ambos pasan el punto más crucial, ya no hay retorno... tomados de la mano y sin máscaras, dejando su propio carnaval detrás sabiendo qué hay debajo de la máscara de al lado.

   Esta entrada está inspirada por mis recientes experiencias cinemtográficas y personales, trenzadas e interconectadas de manera imposiblemente casual. Mis últimos días de verano se esfuman grano a grano en el reloj de arena de mi playa; pero dentro de dos semanas lo llenaré de nieve y le daré la vuelta para que el invierno caiga con cuenta gotas y me haga disfrutar más de todas mi posesiones más preciada: mis amigos, mi familia, mi devenir personal.. y tú... mi desenmascarado amigo y desenfrenado amor.