Lo siento por aquellos que lo están dando todo por alegrarme, animarme y darme ánimos, pero mis propios fantasmas y miedos se están apoderando de mi mente cada vez más rápido. Es como el veneno de la serpiente, que cálido y enfermizo se extiende por mi sistema sin cortafuegos o vacuna que le detenga.

Me siento pequeña, muy pequeña... no hay más aumen-pastel, los gemelos han desaparecido, el sombrerero se ha suicidado, la liebre de marzo se ha vuelto carnívora y la reina roja sabe donde vivo y no para de mandarme señales... ¿qué hacer en este oscuro y siniestro mundo de las pesadillas?... Ojalá siguiese cayendo, desde el cielo todo se ve más fácil... Escribo estas últimas líneas desde el último rincón de mi alma, ese que aun nadie ha bañado de mi propia sangre , ese que defenderé con todo mi corazón y el que resiste solo por la testarudez de los latidos de mi pulso...
Cuando las sombras de la noche sin luna o de un abismo sin fondo son sólo la sombra de la sombra que se extiende por tu interior como lo hace la tinta en un vaso de agua... qué salvación existe, piensa uno. Qué salvación queda frente a una desolación total, frente a un holocausto fatal. La duda desaparece y la certeza de la noche atenaza los pulmones. ¿Qué más puede quedar? Un 0 enorme y parpadeante representa las oportunidades restantes, de comprenderlo todo y evolucionar.
ResponderEliminarY entonces, un buen día, un día cualquiera que pasa a convertirse en una X en un calendario, como una estrella en el corazón del firmamento negro, todo cambio. O, bueno, no todo. Sigue siendo la desesperanza la misma tinta negra todopoderosa, inefable, pero es en un océano profundo y cálido donde va ahora a caer. Y jamás generará la sombra suficiente tinta como para manchar la pureza de ese océano...
Últimamente, tengo muchos días de ese tipo. Y plenamente consciente soy de esa maldad inmaterial, pero también de la inabarcable felicidad que me embarga al sentirme cerca de gente como tú.
Y las cosas, señorina, y las cosas.